Cada día que pasa sin que ocurra algo importante o significativo en mi entorno, me pongo triste. Necesito conocer gente que da todo lo que tiene para que tú te sientas cada día mejor, necesito una mirada alegre, una voz agradable, una calida sonrisa, lo necesito.
Por eso si quieres conseguirlo hay que tratar de salir, de pasear, de conocer gente, de dialogar. Todo lo que hagamos para conseguirlo es el mejor regalo que nos podemos hacer. El otro día mi señora y yo, junto con mi hermano y mí cuñada, íbamos paseando por la calle alameda, (lugar donde existe cantidad de restaurantes, bares, pub, y heladerías, prestando un servicio extraordinario para el disfrute del ciudadano, al mismo tiempo que se toma el fresco tan deseado) le propuse tomar algo por allí y acercándonos pude ver a una señorita, del restaurante Reencuentro, con una sonrisa tan agradable que no pude resistir y entramos.

Ella, rápidamente nos acomodó en una de las mesas. Mientras cenábamos, una exquisita comida, observé que todas las camareras mostraban una mirada alegre, una voz dulce y una calida sonrisa. Justo lo que más aprecio de las personas. Notaba que aquél ambiente era merecedor de una mención por mi parte y acercándome a la barra hablé con el dueño, un señor simpático y muy agradable, para decirle cual era el significado del nombre del establecimiento. Él me informó que era debido a que este nuevo restaurante estaba abierto con el mismo personal que hubo en el antiguo y prestigioso Noelia, de ahí lo de reencuentro. Y yo ahora quiero desde estas letras felicitar a ese personal por su gran profesionalidad, y porque podamos reencontrarnos cada día con una sonrisa.

Manuel Hidalgo.

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