Los costes energéticos han vuelto a subir para muchos agricultores que se han visto obligados a aumentar los riegos para poder sacar los cultivos adelante

Termina un nuevo año sin apenas llover en la comarca de Antequera y uno de los principales perjudicados vuelve a ser el campo. Los costes energéticos han vuelto a subir para muchos agricultores que se han visto obligados a aumentar los riegos con la esperanza de poder sacar los cultivos adelante.

“Ahora mismo nuestra principal preocupación de cara a la próxima campaña es que sigue sin llover. La cebolla temprana ya está sembrada, pero de momento se ha cultivado menos debido a la escasez de agua. En cuanto a la patata de media estación o temprana, también hay mucha incertidumbre y no sabemos cómo plantear y encarar el año que viene, pues la ausencia de recursos hídricos está haciendo ya mucha mella”, ha explicado Juan Antonio Romero, gerente de la cooperativa agroalimentaria Horticultores El Torcal, quien ha hecho balance de lo que ha dado de sí el año agrícola por campañas.

Durante los últimos meses de invierno y principios de primavera “pasamos un poco de todo”, ha admitido. “Primero vivimos un periodo de frío intenso que provocó daños y destrozó muchos cultivos. Luego a últimos de abril y principios de mayo sufrimos varios episodios de calor, todos los efectos adversos posibles perjudícales para los cultivos de primavera”.

La patata tardía, que se recogió sobre todo a principios de enero, sufrió la pérdida del 25% de producción, pero los precios compensaron este descenso.

En cuanto a los espárragos, esta campaña ha terminado mejor que la del año anterior, pues la merma de producción ha sido solo del 15%, cuando en 2022 fue del 25%, lo que también ha estado compensado por los buenos precios.

El desarrollo de la cebolla temprana se vio gravemente afectado por los episodios de frío y calor que se vivieron a finales de invierno y durante el mes de abril. Además, muchos agricultores no pudieron completar el ciclo del cultivo debido también a la falta de agua. Lo que se ha traducido en una merma de producción entre el 20 y 25%, pero con buenos precios.

En torno a un 12% o 15% de agricultores se quedaron sin agua en el final del ciclo de la patata de media estación, lo que provocó una merma del 20% en comparación con otros años. En este caso, los precios, aunque no han sido bajos, sino medios, no han podido compensar los costes de producción, que se han visto una vez más incrementados por los riegos. “No podemos decir que ha sido un año desastroso en este sentido, pero tampoco ha sido el año que se esperaba después de tanto esfuerzo”, ha lamentado Romero.

La cebolla tardía, que se recolectó a mediados de agosto y durante todo el mes de septiembre, también ha experimentado una bajada de producción del 20%, pues una vez más, muchos agricultores no han podido llegar al final del ciclo de la patata. Sin embargo, en este caso los precios sí que han estado a la altura.