El deporte nunca es sólo deporte, es un sentimiento que, en muchas ocasiones, nace en el seno de una familia y es capaz de transmitirse de generación en generación. Este es el caso de Gerardo y su familia, que llevan desde hace años apoyando al BM Iberoquinoa Antequera.

Gerardo Torres es uno de los seguidores más longevos del BM Antequera. Lleva visitando el Argüelles desde hace décadas para apoyar a su equipo, eso sí, en los últimos años con sus nietos, a quiénes ha inculcado el amor por este deporte.

Gerardo cuenta que su afición por el Antequera comienza décadas atrás, cuando en los 90 se desplazaba para ir a ver a su equipo al Pabellón. Poco a poco iría incrementándose su pasión hacia el balonmano, sentimiento que perdura hasta el día de hoy. «Cuando el Antequera subió por primera vez a Asobal me saqué el carnet de socio. A día de hoy sigo siendo abonado y lo seré hasta el día en que me muera».

El deporte siempre ha sido una de las razones de la felicidad de Gerardo. La primera vez que vio al equipo jugar se enamoró perdidamente del balonmano, el cual le ha dado muchas alegrías a lo largo de su vida. «Soy antequerano y la pasión por este equipo es algo que se lleva en la sangre. El balonmano me da muchísimas alegrías, hay momentos en los que se pasa mal, pero merece la pena»

Esta afición por el BM Antequera es algo más, es parte de la familia de Gerardo. Sus nietos, Pedro y Juan Carlos, son también fieles seguidores del equipo, pasión que los une aún más. «Que mis nietos hayan heredado mi pasión por el balonmano es algo que me llena de orgullo. Yo ya soy mayor, y ellos me acompañan y disfrutan conmigo en las gradas. Sumar momentos y compartir esa pasión es algo que no tiene precio».

Pedro, uno de los nietos de Gerardo, nos cuenta algunos de esos bonitos recuerdos viendo el balonmano junto a su abuelo. «Cuando era pequeño veía a mi abuelo ir a ver el balonmano y siempre despertaba en mí esa curiosidad. Recuerdo subir las escaleras del Argüelles por primera vez de su mano, con una mezcla de nervios e ilusión. Esa misma sensación se mantiene hasta el día de hoy. Siempre le estaré agradecido por haberme enseñado a amar este deporte»

La subida del Iberoquinoa a Asobal ha supuesto la alegría y la esperanza de una ciudad que se ha volcado por su equipo. «Hay que mantener la ilusión. Si seguimos la tónica de los últimos partidos nos espera una temporada muy ilusionante. Hay que animar con fuerza»

Por su parte, el ascenso del BM Los Dólmenes a Asobal también ha llamado la atención de muchos jóvenes, que han empezado a interesarse por este deporte. «La subida del Antequera a Asobal ha incentivado a los más jóvenes. Cuando yo iba de pequeño el público era más mayor, ahora veo a un equipo y a una afición renovada, con más ilusión y eso es muy bueno. Mientras más seamos mejor», añade Pedro.

Gerardo y sus nietos animan a los antequeranos a inscribirse como socios del club y darles apoyo en cada partido. «Ser socio te permite poder sentir más cerca a tu equipo en cada partido. Antequera es una ciudad que necesita más abonados, esto permitirá hacer crecer al equipo y conseguir más logros», comentaba con ilusión Gerardo.

Pedro, por su parte, ha querido hacer un llamamiento a la afición para recuperar el ambiente del Argüelles. «Aunque la pandemia ha supuesto un duro palo para el deporte en general, poco a poco se debe ir recuperando la normalidad. La gente debe abonarse y disfrutar del balonmano. Este equipo merece todo nuestro apoyo».

Gerardo, además, ha pedido que se mejore el acceso al Pabellón para las personas mayores. «Las escaleras del polideportivo deberían tener un pasamanos para agarrarse y facilitar el acceso a las personas mayores. Que esto no impida a los aficionados más longevos disfrutar del balonmano».

Una familia unida a un deporte. El BM Antequera no es solo un equipo, es vida para muchos de los antequeranos que, gracias a él, han creado recuerdos imborrables. La historia de Gerardo y sus nietos es la historia de muchos aficionados que lloran, cantan, ríen y viven gracias a este gran equipo que, hoy podemos decir, ya es de Asobal.